Inaugurado en el 2001, fue diseñado por el arquitecto Álvaro Varela y el ingeniero Juan M. Calvo con la combinación de hormigón y acero. Su original curva es realzada por la pasarela peatonal que llega a elevarse 22 metros, dando lugar a extraordinarios miradores sobre el Miño. Todo ello lo convierte en símbolo de progreso de la ciudad. La pendiente de sus alerones es de un 67%.
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