Aunque los franciscanos llegaron a Orense en el año 1237, no queda nada de las dependencias conventuales originales, pues debieron reconstruirlas en el siglo XIV tras ser destruidas las originales en 1294-95 por los secuaces del Obispo Pedro Yáñez de Noboa.
Estas nuevas dependencias se situaron en lo alto de la ciudad. Tras la desamortización de Mendizábal sufrió varios abatares, llegando a convertirse en cuartel militar.
En 1929, la iglesia fue trasladada piedra a piedra al Parque de San Lázaro, corazón comercial de la actual Ourense y lugar no muy alejado del casco antiguo.
Este templo tiene una hermosa fachada con dos contrafuertes y portada de triple arquivolta decorada. Las tres parejas de columnas tiene capiteles fitomorfos y uno que representa arpías y otro un gaitero.
Por encima se abre un amplio y bonito rosetón.
En el interior, cubierta de madera excepto en la capilla mayor que es de ojivas y tiene diferentes sepulcros en la cabecera.
El magnífico claustro del convento de San Francisco de Orense también se conserva. En este caso no junto a la iglesia trasladada, sino en su ubicación original en la parte alta de la ciudad.
Tiene planta rectangular con 63 arcos apuntados y 76 columnas dobles excepto las cuatro primeras y las cuatro últimas que son únicas y de fuste cuadrilobulado.
Este espectacular claustro gótico de tradición todavía románica arcaizante presenta una riquísima colección de capiteles vegetales, zoomórficos (animales fantásticos y reales, como perros, leones, elefantes) y antropomorfos.
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